«¿Quién dice la gente que soy yo?»
En el evangelio de hoy, Jesús se siente como la persona más desconocida y más famosa del mundo. Incluso sus discípulos parecen no saber quién es realmente.
Mientras escuchamos la proclamación del evangelio de hoy, Jesús también nos hace la misma pregunta. ¿Quién decís vosotros que soy yo?
Y tenemos que darle nuestra respuesta.
Sobre Jesús de nada sirve tener opiniones más o menos favorables y correctas. A Jesús sólo se le responde de verdad desde el seguimiento y la fe.
Una imagen vale más que mil palabras. Jesús entre interrogantes. ¿Ese es el Jesús que me interesa ahora mismo en mi vida?
¿El Jesús de mis dudas? ¿El Jesús de mis incongruencias? ¿El Jesús pantalla de mi activismo? El Jesús culpable de todas mis indecisiones? ¿El Jesús…
Domingo, hoy, de la gran pregunta.
¿Quién dice la gente, quién decís que soy yo? A través de los siglos, en cada año litúrgico, cada día a cada uno de nosotros.
Jesús pregunta a sus discípulos lo que piensan los demás. Así es más fácil contestar.
Dos tipos de respuestas:
Las de ayer, un Elías justiciero, un profeta que echa fuego por la boca, un Bautista perdido en el desierto…
Las de hoy, El Mesías, el Hijo de Dios, El Ungido… pero con las armas en la mano.
Yo no soy ese Jesús… Por tanto, dice a sus discípulos: Prohibido hablar de mí a nadie. No se os ocurra hablar así de mí porque ese no soy yo.
Yo soy, sí, el Cristo, el Mesías, el Ungido… pero quiero que habitéis en un reino de paz, de justicia, de amor. Mis armas son las del amor y el servicio.
Para instaurar eso tengo que padecer como padecen los judíos de mi tiempo.
No se os ocurra hablar de mí de otra manera.
Ahora que termina el año pastoral en nuestras parroquias,
– Sigamos fortaleciendo nuestra fe.
– Que no nos falte la fuerza del Espíritu.
– Mi comunidad cristiana es importante: acompañemos, animemos, ayudémonos mutuamente.