Primero de ADVIENTO b

ADVIENTO 2017

Adviento sacude nuestra fe rutinaria con doble campanada, con doble esperanza: es tiempo de preparación a la Navidad, primera venida del Señor que se encarna y nace Niño; es tiempo, también, para esperar y preparar la segunda venida del Señor al final de la historia. Es tiempo de alegre esperanza.

Para vivir el Adviento urge cultivar las siguientes actitudes espirituales:
-Actitud de fe y vigilancia. Por fe descubrimos al Señor presente entre nosotros en su Palabra, en los sacramentos, en la asamblea parroquial-litúrgica, en el testimonio de los comprometidos por cambiar este mundo violento e injusto en una sociedad justa y en paz…Vigilamos despiertos porque confiamos en la promesa del Señor que llega «pues no sabéis cuando vendrá» (Evangelio).

¿Qué esperamos del Salvador?, ¿qué puede aportar a nuestras vidas?. Con la que está cayendo…caigamos en cuenta de la realidad que amenaza nuestra convivencia; junto a compromisos positivos por los derechos y progreso humanos, constatamos que, quizá,ha comenzado ya la IIIª Guerra Mundial, que el abismo es cada año más profundo entre países desarrollados y países pobres, el incierto destino de los refugiados, el cambio climático, las familias rotas… Necesitamos al Dios que salva y nos llama a nueva existencia: «hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza»… No identifiquemos la Esperanza del Adviento con nuestra felicidad personal, ni siquiera con la felicidad familiar…La Encarnación del Salvador es la Nueva Creación anhelada ya por Isaías: «¡ojalá rasgases el cielo y bajases…sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos!» (1ª lectura).

La encrucijada social es tan severa que oramos con el salmo 79: «Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve». S. Pablo nos recuerda que Dios ha iniciado en nosotros esta restauración por Jesucristo: «Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. ¡Y Él es fiel!» (2ª lectura).

Que esta marejada en que vivimos, con olas de hasta siete metros, no nos haga olvidar al capitán que dirige nuestra nave; en Él confiamos´porque inicia la Nueva Creación como fermento en la masa, como pequeña semilla que crece y da frutos de Vida. Es Adviento.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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