Hay que reconocer que en Adviento ha predominado la llamada a la conversión, a la penitencia; la Palabra del tercer domingo es una ronda de Alegría que despierta en nosotros la esperanza porque Dios se compromete para que seamos felices con el Mesías que nos envía: «El Espíritu del Señor está sobre mí….para proclamar el año de gracia del Señor» (1ª lectura). No hay condenas, sino liberación del sufrimiento, sanación de las heridas, libertad para condenados y prisioneros. Demos cauce a la verdadera alegría: «desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios».
«Yo soy la voz que grita en el desierto»
Hay que reconocer que en Adviento ha predominado la llamada a la conversión, a la penitencia; la Palabra del tercer domingo es una ronda de Alegría que despierta en nosotros la esperanza porque Dios se compromete para que seamos felices con el Mesías que nos envía: «El Espíritu del Señor está sobre mí….para proclamar el año de gracia del Señor» (1ª lectura). No hay condenas, sino liberación del sufrimiento, sanación de las heridas, libertad para condenados y prisioneros. Demos cauce a la verdadera alegría: «desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios».
María, en estado de buena esperanza, personifica el gozo de los redimidos, la alegría de los pobres que confiamos en la Promesa del Señor: …»se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador…a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc. 1,46…).
Juan el Bautista es la voz que anuncia al Mesías cercano; su testimonio es modelo para el nuestro; Juan no es la luz, sino testigo de la luz; adviento es cristiano si los que nos conocen ven la luz del Mesías en nosotros, serviciales, justos, orantes, reconciliadores…»allanad el camino al Señor» (Evangelio).
Iluminamos con la luz de Jesús si estamos siempre alegres, constantes en orar, agradecidos, profetas, labradores de lo bueno porque el que nos ha llamado «es fiel y cumplirá sus promesas» (2ª lectura). Sembremos Adviento de Alegría.
Jaime Aceña Cuadrado cmf