Los cambios culturales son tan acelerados, que algunos vaticinaron el fin de la familia como núcleo fundamental de la convivencia humana. Sin embargo la familia resiste y es muy valorada en nuestras encuestas sociológicas.
«…PORQUE MIS OJOS HAN VISTO A TU SALVADOR»
Los cambios culturales son tan acelerados, que algunos vaticinaron el fin de la familia como núcleo fundamental de la convivencia humana. Sin embargo la familia resiste y es muy valorada en nuestras encuestas sociológicas.
Sus señas de identidad tradicionales pueden enriquecerse con valores de la cultura de hoy y con la novedad del Evangelio. La familia no puede renunciar a la responsabilidad y autoridad de los padres, ni a la obediencia de los hijos cuando hay Amor y Respeto. Encajan en ella, además, el diálogo, la comunicación con palabras y obras, la escucha…¿Añade algo el adjetivo «cristiana» a la familia?:
La familia cerrada, egoísta, aislada…no es cristiana; una familia cristiana educa a los hijos en la experiencia de que tenemos un Padre común, que nuestra casa es parte de un Pueblo universal, que el mundo no se acaba en las paredes del hogar. Puertas abiertas.
La Palabra de hoy ilumina la encrucijada de la familia con la profecía del anciano Simeón: La frontera judía queda rota; el Niño presentado en el Templo es «Luz para alumbrar a las naciones» (Evangelio). María, la madre, sufrirá por el rechazo de su Hijo; pero la vida triunfará sobre la muerte.
Honrar a los padres perdona los pecados, atrae las bendiciones de Dios y da eficacia a la oración…abandonarles atrae la maldición divina (1ª lectura). El salmo 127 refleja la vida familiar de quien teme al Señor y sigue sus caminos: la esposa, parra fecunda, «los hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa».
El Apóstol S. Pablo nos exhorta a cultivar las actitudes de familia porque somos Pueblo de Dios presidido por el Amor: «que la Paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón». (2ª lectura): Enumera, al final, los rasgos de la vida cristiana en familia: la Acción de Gracias, la enseñanza de la Palabra de Cristo como pedagogo que educa, la corrección fraterna, la Alabanza expresada con cánticos y salmos; en definitiva, llegar a vivir en Cristo «ofreciendo la acción de Gracias a Dios Padre por medio de Él».
Evangélico proyecto de vida para las familias y para las comunidades.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.