DOMINGO IVº DEL T.O. 28 DE ENERO
«Cállate y sal de él».
«¿Dónde están los profetas, que en otro tiempo nos dieron las esperanzas y fuerzas para andar?» (Ricardo Cantalapiedra). Vivimos aturdidos por tantos reclamos…es difícil escuchar hoy a los profetas, que no predicen el futro, sino que hablan con Dios y nos hablan en nombre de Dios. ¿dónde están?, ¿cómo escucharles?.
Moisés asegura que en Israel van a florecer los profetas, sobre todo uno , semejante a Moisés: el Mesías…que no hablará con arrogancia, «ni en nombre de dioses extranjeros» (1ª Lectura).
El pueblo va a sobrevivir si escucha la voz de Dios, si no endurece su corazón y cumple su voluntad (Salmo 94). Si es fiel a la Alianza vive en Paz y alaba al Señor con alegría. En el Éxodo a la libertad acecha la muerte, como cuando vuestros padres «me tentaron, aunque habían visto mis obras» (Salmo 94).
Jesús, el Mesías, es modelo de Profeta de la Nueva Alianza: no habla de oídas, sino desde su experiencia interior, desde su relación filial y obediente con el Padre. Realiza el primer signo del Reino en Cafarnaúm, en la sinagoga, donde la rutina marcaba la práctica judía. Jesús es reconocido por el «espíritu impuro» de un hombre , que representa lo que esclaviza a toda persona cuando rechaza la voluntad de Dios (Evangelio). Jesús, el Ungido; con su Palabra y con sus obras, libera y sana, aunque las falsas imágenes de Dios nos revuelvan y enfrenten. «Cállate y sal de él».
Jesús sana porque nos libera de las cosas, -de las que nunca tenemos bastantes-; nos libera del autoengaño y del culto a nosotros mismos: «sé quién eres, el Santo de Dios».
Entre los discípulos liberados por Jesús, hay una minoría llamada a un ideal «noble» y a un especial trato con el Señor (2ª lectura). La virginidad es posible por una llamada especial de Dios, que no es más digna que la llamada al matrimonio, pero tiene una cualidad: virgen es el que entrega su vida y libertad a corresponder al Amor de Dios, viviendo al estilo de Jesús y entregado a servir al prójimo. Es el ideal de vivir con el corazón indiviso, dedicado a la causa del Reino. Sin Caridad no es posible la virginidad cristiana, ni el celibato de por vida.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.