DOMINGO X DEL T.O. 10 de Junio
«Decían que no estaba en sus cabales»
Vivimos en una clara contradicción: por un lado hoy se valora mucho la salud física y mental, se investiga para prevenir y combatir enfermedades nuevas…por otro lado las prisas, el estrés, el ruido, la competencia, el paro, hacen difícil vivir con salud y vivimos con peligro de padecer neurosis colectivas (Freud) que nos lleven a considerar enfermos a los sanos.
A los familiares de Jesús les llegó el comentario de que no estaba en sus cabales y que actúa «con el poder de Belzebú» (Evangelio). Sus familiares quieren preservar el honor de la familia; los escribas desacreditan su enseñanza y milagros porque está endemoniado; nosotros, como entonces, nos integramos en su familia si escuchamos su Palabra y «cumplimos» la voluntad de Dios , como su madre, hermanos de Jesús.
Experimentamos desde el origen la lucha entre los descendientes de «la serpiente» y los descedientes de la mujer, llamada por los santos Padres «Nueva Eva» (1ª lectura). La victoria fué conseguida por el Mesías, concebido por obra del Espíritu Santo en María, madre de la humanidad redimida, liberada de los engaños de la «serpiente».
«También nosotros creemos y por eso hablamos» (2ª lectura). Vivimos entre tribulaciones, pero «aunque se desmororne la morada terrestre…sabemos que Dios nos dará una casa eterna en el cielo».
No nos desanimamos; oremos: «desde lo hondo a Tí grito, Señor»…mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra» (Salmo 129).
Nos ayuda a seguir y confiar en Jesus preguntarnos: ¿qué es más sano, llenar la vida de cosas, productos de consumo, modas, televisión o cuidar las búsquedas y necesidades hondas de la persona en el hogar y en la convivencia social?. ¿Qué es más sano: reprimir la dimensión religiosa (necesidad de Dios) o vivir con fe y confianza en el Dios de Jesús, «amigo de la vida», que busca nuestra plena felicidad aquí y después de nuestra muerte?. Quízá nos consideren locos, como a Jesús.
La familia claretiana saludamos a María, la de Corazón Inmaculado: «El Señor es contigo y, por tí, Dios con nosotros. Se abre en espera, todo lo humano, toda la tierra, porque tú anuncias la aurora nueva. Tú siempre preparas la venida de Jesús. Gracias porque caminas con nosotros».
Jaime Aceña Cuadrado cmf