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DOMINGO XXVI DEL T.O. 30 de Septiembre


«El que no está contra nosotros está a favor nuestro»

Uno de los cambios más evidentes de nuestra sociedad es la variedad de culturas y religiones que están presentes en una nación o continente.
Muchos sociólogos lo ven como una riqueza; otros muchos lo ven como una amenaza a la propia identidad como pueblo; el exclusivismo y el racismo están latentes entre nosotros; hay corrientes políticas que los favorecen; ¿qué nos aporta la Palabra de Dios?.

Moisés quisiera ver derramado su Espíritu sobre todo el pueblo; es el presagio que realiza el profeta Joel y cuya plena manifestación acontecerá el día de Pentecostés. Afirma Moisés: ¡ójalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!» (1ª lectura).

Hay discípulos de Jesús que ven con malos ojos que personas ajenas al grupo realicen las obras de Jesús. El Maestro les corrige y les indica que hay otras maneras de ser de los suyos: «uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí» (Evangelio). Da más enseñanzas para derribar muros y exclusivismos: «un vaso de agua» ofrecido al sediento, no escandalizar a los pequeños, esforzarse en crecer en la nueva Vida que Jesús ofrece hasta el punto de no pecar, de huir de circunstancias y adiciones que nos esclavizan.

El salmo 18 abona este compromiso: » los mandatos del Señor alegran el corazón…la Ley del Señor es descanso del alma… preserva a tu siervo de la arrogancia, así quedaré libre e inocente del gran pecado».

Los bienes de la naturaleza son regalo de Dios; si los bienes están amasados por injusticias y opresiones «están herrumbrados…el jornal defraudado a los obreros…está clamando contra vosotros». (2ª lectura). Santiago fustiga el abuso del poder y de la riqueza. El juicio de Dios será inexorable con estos abuso, cuyas consecuencias padecen hoy tantos empobrecidos.

Esta palabras de S. Juan Pablo IIº son antídoto contra el exclusivismo religioso y político: «El Espíritu se manifiesta de modo particular en la Iglesia y en sus miembros; sin embargo su presencia y acción son universales, sin límite alguno ni de espacio ni de tiempo. El Espíritu se halla en el origen de los nobles ideales y de las iniciativas de bien de la humanidad en camino».

Jaime Aceña Cuadrado cmf

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