DOMINGO XXIX del T. O.. 21 de Oxctubre (Domund).
«Qué queréis que haga por vosotros?»
Encontramos en la Palabra de hoy el origen y la motivación de la Misión de la Iglesia: Jesús de Nazaret, Misionero del Padre. En el camino a Jerusalém anuncia por tres veces a los Apóstoles su destino de muerte y Resurrección porque «no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos». (Evangelio).
Los Apóstoles no le entienden; su rechazo al camino de Jesús ¿refleja nuestro rechazo hoy?. Al primer anuncio se opone Pedro: eso, ¡ni hablar!. Al segundo anuncio reaccionan discutiendo quién es el más importante. Al tercer anuncio Santiago y Juan le dicen a Jesús lo que tiene que hacer con ellos, sentarlos a su derecha y a su izquierda «en su gloria».
Jesús sigue formandoles para que le comprendan y continúen su Misión; les palntea un dilema: o estar con los poderosos que tiranizan con su poder o ponerse al servicio de todos para que todos se puedan salvar.
Los otros diez Apóstoles se indignan contra los dos hermanos Zebedeos porque tienen la misma ambición de poder cuando Jesús empiece a reinar. No han comprendido que el camino de la gloria de Jesús es servir y entregar la vida; no han comprendido que sólo se llega a la gloria plena si beben el cáliz de Jesús y participan en su Bautismo de muerte y resurrección.
El Siervo de Dios lleva su obediencia al Padre hasta la muerte: «con lo aprendido mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos» (1ª lectura). Si oramos el salmo 32, nuestra fe se robustece «porque la Palabra del Señor es sincera…y su misericordia llena la tierra…Él es nuestro auxilio y nuestro escudo».
Jesús, Sumo Sacerdote, ha entrado en los Cielos, «se compadece de nuestras debilidades». Acontece la salvación cuando nos reunimos en su nombre y nos acercamos «con seguridad al trono de la gracia para alcanzar misericordia» (2ª lectura).
Todos somos misioneros por nuestra unión libre con Jesús de Nazareth. Afirma el Papa Francisco: «Yo soy una misión…para iluminar, bendecir, levantar, sanar, liberar» (EG, 273). Demos limosna para las Misiones si nos compromete a ser misioneros, a dar testimonio con nuestra vida del Evangelio de Jesús.
Jaime Aceña Cuadrado cmf