DOMINGO IIIº DEL T. O. «Me ha enviado para anunciar el año de Gracia del Señor».
Ha subido el interés por las últimas noticias esta temporada. «Nos jugamos mucho», comentario más común. Pero la encrucijada política no puede hacernos olvidar lo esencial; la realidad social nos urge a los discípulos de Jesús a dar una respuesta que alivie y sane tanto dolor e injusticia que retrasan el Reino de Dios y su voluntad de recrear la convivencia humana.
El destinatario del Evangelio de Lucas, Teófilo, somos todos y cada uno que busque sinceramente a Dios (Evangelio). Tras la breve presentación de la intención del Evangelista, Jesús anuncia el programa de su Misión en la sinagoga de Nazaret: cita al profeta Isaías en un texto que suprime la alusión «a la ira de nuestro Dios» del texto original. Con Jesús entramos definitivamente en el tiempo que inaugura la salvación de Dios a su pueblo. ¿Cómo realizar «hoy» la Buena Noticia a los pobres?, ¿a qué nos compromete dar la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos y hacer real el Año de Gracia del Señor?. Jesús realiza la salvación anunciada por los profetas; nos urge son su Espíritu a realizar la salvación aquí y ahora.
El Cristo total tiene una cabeza, Jesucristo, y un cuerpo, los bautizados que, aunque somos diferentes, alcanzamos la unidad por el Espíritu y los Sacramentos. Cada uno tenemos una responsabilidad que asumir, una función que realizar según los Dones recibidos: «los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo» (2ª lectura).
Nuestras Asambleas dominicales pueden mirarse en la gran Asamblea convocada por Esdras y Nehemías: el centro es el Libro de la Ley que se proclama en ambiente de respeto y veneración. Dios se hace presente en este Libro y ofrece su bendición y gozo para el bien y la alegría del Pueblo (1ª lectura). Esta presencia de Dios en la Asamblea es el origen de nuestra Fiesta.
Hoy los niños de las Parroquias y Colegios forman parte de la Infancia Misionera; la mayoría viven con el amor de sus padres, el desvelo de los maestros, los controles sanitarios…tienen muchos motivos para sonreir felices porque, además, en su pequeña vida se han cruzado personas que les han enseñado que Jesús es su Amigo que nunca falla. Que sean generosos y experimenten que Jesús les necesita para sanar la vida de tantos pequeños empobrecidos o amenazados por el hambre y la guerra.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.