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DOMINGO VI de PASCUA, .-26 de Mayo de 2019
«La Paz os dejo, mi Paz os doy».


¿Cómo hacer de nuestra vida cristiana habitual una Vida Pascual?. El reto nos lo plantea durante 50 día la Palabra de Dios: Cristo Resucitado transforma nuestra existencia: nos ayuda a dejar el hombre viejo para que renazca el nosotros el Hombre Nuevo; es vida inspirada por la fe y ungida por el amor de Cristo; vida de escucha y compromiso; vida de unión entre los hermanos y de servicio a todos.

La primera lectura presenta la vida en la Iglesia primitiva;nunca hubo comunidades cristianas idílicas; entre los apóstoles y los primeros dicípulos hubo discusiones, altercados, diferencias; dan un paso adelante en la ruptura con el judaísmo y el inicio de la identidad cristiana; esta novedad es posible con el diálogo, la paciencia, la comprensión y la oración: «Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que no os cantaminéis con la idolatría….y que os abstengáis de la fornicación».

La lectura del Apocalipsis nos presenta la Iglesia futura, luminosa y bella; tendrá dos peculiaridades: estará cimentada en torno a los doce apóstoles y será fuerte por la gloria de Dios.

Jesús, en su última cena, nos deja como testamento tres deseos para sus discípulos para el tiempo entre su resurrección y su retorno: el primero, no olvidar el proyecto humanizador del Padre que Jesús nos ha dejado claro con su Palabra, «no temas…estoy contigo…tus pecados te son perdonados.; El segundo es que seamos fieles al Espíritu Defensor que «será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que yo os he dicho». El tercero el compromiso por vivir el amor como fuente de Paz que el mundo no os da: «la Paz os dejo, mi Paz os doy» …que no tiemble vuestro corazón. ni se acobarde»(Evangelio).

¿Tenemos miedo al futuro?, ¿nos aterra la nueva sociedad que está surgiendo?. El miedo paraliza; la fe en Jesús Resucitado, que permanece con nosotros, nos hace fuertes para la misión y para vivir alentados por la esperanza en Él «porque ilumina su rostro sobre noosotros…que canten de alegría las naciones» (Salomo 66).

Jaime Aceña Cuadrado cmf

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