26 de Enero de 2020.

«CONVERTÍOS PORQUE ESTÁ CERCA EL REINO DE LOS CIELOS


Mateo es el primer escriba cristiano; aplica las profecías a Jesús, el Cristo. El profeta Isaías conoce el avance irresistible de los Asirios (s. VIII a. C.); pero Yahvéh va a proteger a su pueblo con el rey Josías que a a reconquistar el país de Zabulón (s. VII a.C.): «el pueblo que caminaba en tinieblas vió una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló» (1ª Lectura). La salvación mesiánica se describe como el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. Otrs cualidad de la salvación es el gozo como vive el labrador al cosechar o el guerrero al repartir el botín. La victoria y el gozo viene de Yahvéh.

Mateo sitúa el inicio del ministerio de Jesús en Galilea de los gentiles, tierra reconquistada a los Asirios; cita la profecía de Isaías, recogida en la primera lectura de este domingo. La luz que vence las tinieblas es Jesús, que va a librar al pueblo de la muerte , del yugo de la opresión de los tiranos y de los ídolos: «convertíos porque está cerca el Reino de los cielos».

Junto al lago Jesús inicia el germen de ese Reino: llama a pescadores que faenan en el lago, Pedro y su hermano Andrés y a otros dos hermanos, los hijos del Zebedeo, «venid y seguidme y os haré pescadores de hombres». (Evangelio). De este encuentro deducimos los momentos que hacen posible la vocación y la respuesta cristiana. 1.-Jesús toma la iniciativa, llama a seguirle; 2.-la vocación madura viviendo con Él, conociéndole para amarle;3.-Jesús convoca, se le sigue en comunidad; 4.-Jesús une la proclamación del Evangelio del Reino con las obras que liberan de las dolencias y pecados del pueblo; a todos los bautizados nos llama Jesús para para proclamar el Evangelio y realizar las obras del Reino, como hizo Él: servicio y sanación.

Tinieblas son las incomprensiones, enfrentamientos, falta de diálogo…son realidades que rompen nuestra Unidad como cristianos; es un drama presente, ya, en la Comunidad de Corinto; Pablo corrige sus divisiones y personalismos: «yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo»; el que ha muerto por todos es Cristo y todos los bautizados formamos un solo Cuerpo (2ª lectura); la predicación de todos los apóstoles y de los que tienen el don de la elocuencia (Apolo) pretende un único objetivo: dar a conocer a Cristo, que ha muerto por todos, para logar la unidad de todos en la Fe en el Resucitado, «para no hacer ineficaz la cruz de Cristo».

Nos une la plegaria común del salmo 26: «el Señor es mi luz y mi salvación…el Señor es la defensa de mi vida». Convierte en oración el mensaje de la Palabra de hoy: «espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida» sin tiranos opresores, sin divisiones ni enfrentamientos, sin amenazas a la paz y a la concordia fraterna que para esto se encarnó, predicó, curó, perdonó, murió y resucitó Cristo: «Padre…que sean uno, para que el mundo crea» (jn. 17,21).

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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