DOMINGO IIIº DE PASCUA 26 de Abril de 2020
«Quédate con nosotros porque atardece»
En estos domingos de Pascua se acrecienta nuestra fe escuchando al Resucitado y acogiendo los encuentros de los Apóstoles con Él: «dichosos los que crean sin haber visto».
Hoy, Pedro, impulsado por el Espíritu Santo, nos da el primer anuncio y la primera catequesis que nos salva; se dirige a los judíos, también a nosotros: vosotros matasteis a Jesús, un hombre de Dios, el Profeta que realizó entre vosotros «milagros, signos y prodigios» (1ª lectura). Pilato lo colgó en la cruz, pero Dios le resucitó.
Lo que aconteció en Jesús, transforma nuestra existencia: en Él y en nosotros se cumple el salmo 15: «no le dejarás conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha».
En la carta de la 2ª Lectura, Pedro se dirige a los creyentes: la muerte de Cristo fué como la inmolación del cordero por los pecados; Cristo-cordero santo, nos recata con su sangre; sólo podemos corresponderle con nuestra fe; El es «vuestra esperanza».
Dos discípulos decepcionados, sin esperanza, emprendieron el camino del olvido, el regreso a su vida anterior porque habían presenciado el fracaso del Mesías Jesús. En ese camino, otro Caminante desconocido salió a su encuentro; en la conversación les recuerda las profecías referidas al Mesías que tenía que padecer y resucitar; ellos, aturdidos por la tristeza, no comprenden la catequesis de este Caminante; cuando le invitan a cenar, le reconocen al partir el pan…Ël desaparece de su vista; caen en cuenta que su corazón ardía mientras ñes explicaba las Escrituras; emprenden el camino de vuelta, dan testimonio de su encuentro a la Comunidad Apostólica, alborozada porque el Resucitado se ha aparecido a ellos también ; este entusiasmo comunitario culmina el día de Pentecostés; desde entonces sienten la urgencia de la Misión para anunciar que el crucificado Vive y que, en su nombre, se nos perdonan los pecados.
Oramos: «Quédate, que ya es tarde, si ´Tú nos dejas, se apagarán las estrellas; si Tú te marchas, moriremos de tristeza, nos podrá la depresión por la pandemia, no superaremos los odios y rencores y tu entrega será en vano…Tú estás siempre en medio de nosotros; si hay ausencias, son las nuestras; sedúcenos como a los de Emaús, Amén».
Jaime Aceña Cuadrado cmf