«No tengáis miedo a los hombres,,,» Domingo XII del T. Ordinario
21 de Junio de 2020
El ambiente de increencia pone dificultades a la hora de profesar y dar a conocer nuestra Fe. En el contexto que nos taca vivir, Jesús alienta nuestro compromiso valiente por el Reino de Dios (Evangelio). Nos dice que no tengamos miedo «a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma»…sólo debemos temer «al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo». Si proclamamos el Reino con valentía, Jesús se pondrá de nuestra parte ante el Padre; si nos paraliza el miedo y el respeto humano, Jesús nos negará ante el Padre.
Las denuncias de Jeremías ( «terror por doquier»), se las devuelven a su persona; su gente, sus parientes le persiguen, le espían para sorprenderle, » a ver si se deja seducir y lo violaremos…nos vengaremos de él» (1ª lectura). Está solo, pero se siente fuerte porque «a Tí encomendé mi causa»; «el Señor está conmigo…mis enemigos tropezarán».
Este rechazo lo padecen hoy, como Jeremías, muchos amigos de Dios; en estas circunstancías, la oración es el alimento del creyente, del profeta: «por Tí he aguantado afrentas…que me escuche tu gran bondad…que tu fidelidad me ayude» (Salmo 68).
El Apóstol alude a la presencia cotidiana del pecado, presente desde los orígenes de la historia humana; pero resalta, sobre todo, la Gracia (Nueva Vida) que por Cristo hemos recibido. Lo que prevalece es la Salvación en Cristo. Hay conexión causal entre el pecado y la muerte; tanto la muerte como el pecado son universales, afectan a todos. Tenemos esperanza porque en la relación Adán-Cristo, en la relación pecado-Gracia, prevalece Cristo, prevalece la Gracia. En Cristo se desborda la vida (2ª lectura).
Experimentemos este Domingo «la benevolencia y el don de Dios que desbordaron sobre todos» (S. Pablo).
Jaime Aceña Cuadrado cmf