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DOMINGO XXX del T. Ordinario 25 de Octubre del 2020

«Maestro, ¿cual es el Mandamiento principal de la Ley?


Si el judío devoto del tiempo de Jesús se enfrentaba a una montaña de preceptos (más de 600), las personas de hoy vivimos aturdidas por el cúmulo de normas y prescrpciones: tráfico, organizaciones políticas y sindicales, utilización correcta de la técnica, prescripciones sanitarias, además los Mandamientos de la Ley de Dios…Es pertinente aislarnos y preguntar al Maestro en un encuentro personal: «¿cuál es el Mandamiento principal?»…¿cómo consigo la felicidad, la armonía conmigo mismo, con Dios y mis semejantes?.

El Padre se revela, se da a conocer, en su Hijo Jesús; esta Revelación se ofrece con una jerarquía de Valores; lo fundamental es el compromiso sincero de entrega a Dios por el amor y servicio al prójimo (Evangelio).
Vivimos en Cristo integrando estos dos amores en Uno sólo; Jesús es Maestro de Amor obediente al Padre y de amor servicial al prójimo, al hermano. En esto consiste la plenitud de la Ley. Como discípulo de Jesús no me puedo relacionar a solas con el Padre; cuando estoy consciente en la presencia de Dios, me acompañan siempre mis hermanos; me acompaña siempre la relación que vivo con mis hermanos. Esta es la prueba de mi amor a Dios.

El humanismo que aparece en el Deuteronomio, en el Éxodo, en los compromisos religiosos de Israel, poco a poco se va haciendo más universal (1ª lectura). Hoy se prohibe la usura con el pobre y prescribe devolver a tiempo el manto tomado en prenda. El Evangelio se abre a estos compromisos a todos nuestros semejantes, sean de la raza que sean.

El Rey David reconoce en este Salmo 17, que Dios fué siempre su Roca, su refugio, su libertador: «Yo te amo, Señor; Tú eres mi fortaleza».

Pablo felicita a la Comunidad de Tesalónica por cómo aceptó la proclamación del Evangelio «entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo» (2ª lectura). Los Tesalonicenses son modelo de Comunidad cristiana por cómo acogieron y difundieron con entusiamo misionero la Palabra.

Los Misioneros claretianos celebramos ayer, 24 de Octubre, la Fiesta de S.Antonio Mª Claret, nuestro Fundador, modelo de fe misionera; su oración le llevó al compromiso para que Dios «sea conocido, amado y servido por toda creatura». Amén.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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