DOMINGO XXXIII del T. Ordinario 15-XI-2020.
«Siervo bueno y fiel…entra en el Banquete de tu Señor».
Hay nubarrones que ensombrecen la luz de la Esperanza; el miedo provocado por la pandemia se abre a una esperanza alicorta: la vacuna; esta llegará con dificultades provocadas por los intereses macroeconómicos que no contemplan el auxilio a la población si no aseguran beneficios; el Reino de Dios sufre violencia; nosotros nos abrimos a la Esperanza del regalo, del perdón de Dios.
La Palabra de hoy propone las fuentes de la Esperanza: ensalza la sensatez porque es permanente, sobre la hermosura que engaña y se desvanece (1ª lectura). Aprendamos a vigilar de la mujer «perfecta» descrita: hacendosa, madrugadora, limosnera, gobierna su casa con previsión de futuro y es la gloria de su marido. Mientras llega el Reino vigilemos con estas actitudes espirituales.
El Salmo 127 descibe un hogar feliz; alude a la fidelidad y la fecundidad de la gran familia llamada al Reino futuro: «dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos…comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien».
Dios nos ha hecho dueños de nuestras obras; para ello reparte sus dones «sin acepción de personas» (1ª Pedro 1, 17) con una misión que cumplir: edificar el Cuerpo de Cristo, cultivar la unión y el bien de todas las personas; unos reciben el don de gobierno, otros el de asistir a quien padece efermedad o rechazo, otros reciben el don-talento de pastores y maestros…cada uno según su capacidad. En nuestro encuentro definitivo con Él se nos preguntará si hemos empleado los dones-talentos recibidos en bien de los hermanos para que venga a nosotros su Reino; la pereza y el miedo que paralizan, provocan el rechazo del Señor (Evangelio).
La venida del Señor se realizará en un tiempo determinado, pero desconocido para todos. La Venida es el Día del Señor; Venida-Dia del Señor que se inició con la Encarnación y se consumará con la vuelta del Señor (2ª lectura). Vigilimos; amemos con los dones-talentos recibidos.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.