DOMINGO XXXIV del T.Ordinario 22 de Noviembre-2020
Cristo Rey del Universo.
El Reinado de Jesús, el Cristo, no es de este mundo: Es Rey-Pastor- Señor Resucitado- Juez del Amor.
Fracasada la experiencia de la monarquía con el destierro de Israel, surge en el resto fiel el anhelo de que Dios Reine; el profeta Ezequiel anuncia otro Reino futuro: Yahvéh va a reinar como Pastor de su Pueblo, al que va a guiar con mimo y solicitud para entregárselo al Mesías: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro»; «yo mismo pastorearé a mis ovejas…buscaré las ovejas perdidas» (1ª lectura).
El Señor Jesús es nuestro Pastor y nuestro Rey: en el Bautismo nos conduce hacia fuentes tranquilas; en la Eucaristía «nos prepara una mesa» y cuando hemos pecado «ha reparado las fuerzas» de la oveja perdida; mientras llega la plenitud del Reino «el Señor es nuestro Pastor y nada nos falta». (Salmo 22).
Pablo fundamenta la resurrección y nuestro triunfo final en la Resurrección de Jesús, el Cristo. Ël es «la primicia» de nuestra resurrección; en Él resucitamos todos…y al final el Reino llegará a su plenitud porque «el Hijo se someterá a Dios…y así Dios lo será todo para todos» ( 2ª lectura).
Cultivar el mandato del Amor distingue al discípulo de Cristo del que no lo es. Si amamos como Jesús nos ha amado, manifestamos su presencia en cada uno de nosotros; lo que hacemos al hermano se lo hacemos a Cristo: Nuestro encuentro definitivo con Él versará sobre el modo que le hemos vivido en la relación con nuestros hermanos desnudos, hambrientos, encarcelados, sedientos (Evangelio). Mis obras, -nuestras obras-, expresan de verdad si «es Cristo quien vive en mí».
Jaime Acdeña Cuadrado cmf.