25 de DICIEMBRE: «NATIVIDAD DEL SEÑOR»
«Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros».
Llevamos unos días felicitándonos la Navidad; prevalecen los sentimientos humanos sinceros, de salud, paz y vida familiar.
Cabe preguntarnos cómo vivieron la Navidad sus protagonistas hace 2020 años: María, José, el Niño recién nacido, acostado entre pajas del pesebre. El año 752 del calendario Juliano se convierte en el año 1 de la era cristiana.
Su nacimiento es «crisis»: divide a las personas en Luz y Tinieblas (Evangelio del día). Siguen en Tinieblas los que oprimen y esclavizan con injusticias, trata de personas…siguen en tinieblas los avaros que ponen en peligro la supervivencia humana y el equilibrio del planeta tierra, «casa común» de todos…siguen en tinieblas los que enfrentan a las personas, los que desoyen el clamor de los empobrecidos. Nacen a la Luz los que se comprometen por transformar esta sociedad tan manipulada y esclavizada, los que no se recluyen en su bienestar familiar sino que abren su hogar a la fraternidad de los «hombres de buena voluntad»; iluminan con la Luz de Navidad los que ponen la ciencia, la técnica, la economía y la política al servicio de todos; a todos estos, que prolongan la Luz de la Navidad, la Palabra encarnada «les da poder para ser hijos de Dios… han nacido de Dios».
La noticia de la Salvación provoca en Jerusalem un canto de júbilo. La ciudad en ruinas canta y se alegra; los pies del mensajero son hermosos «porque anuncia la Paz» (1ª lectura del día). Detrás de Él viene el Libertador; Jesús es el Salvador-libertador, la Palabra que revela los planes de Dios: «Hijo mío eres Tú, hoy te he engendrado»; «yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»; «adórenle todos los ángeles de Dios » (2ª lectura del día).
Este Niño que nos ha nacido, «revela a las naciones la justicia» de Dios; cantemos: «los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios» (Salmo 97).
«Hoy no puede haber lugar para la tristeza cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad y nos infunde la alegría de la Eternidad prometida» (S. León Magno).
¡Feliz y cristiana Navidad!.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.