Nuevo artículo

«No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre»

DOMINGO IIIº de Cuaresma 7 de Marzo de 2021.


Nuestras celebraciones litúrgicas cansinas pueden ser prolongación de la vida rutinaria del templo de Jerusalem; el culto a Dios mezclado con los intereses de mercado, de compra-venta-, enfurece a Jesús; la explusión de los traficantes del templo da a conocer a Jesús como el Profeta que viene a purificar la corrupción instalada en la práctica del culto judío en Jerusalem (Evangelio). El templo judío ya no sirve para el encuentro con Dios; puede ser destruido; este gesto mesiánico de Jesús le lleva a la muerte; un nuevo Templo va a ser inaugurado; el Cuerpo Resucitado de Cristo sustituirá al templo como lugar para el culto en espíritu y verdad; Cristo será la piedra angular sobre la que se van asentando cada piedra, cada bautizado en la Nueva Alianza. Cristo resucitado es el lugar del encuentro con Dios, la fuente inagotable de la salvación.

El templo de Jerusalem cristaliza el culto iniciado en el Sinaí; Dios merece la gratitud del pueblo porque «le llevó sobre alas de águila» para liberarle de la esclavitud de Egipto,le alimentó con el maná y calmó su sed en el desierto (1ª lectura). El pueblo se comprometió a cumplir los preceptos del Señor recogidos en el Decálogo: tres referidos a responder al amor fiel de Yahvéh y siete referidos a la convivencia fraterna; «amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo».

El Decálogo y la ley judía recogida en códigos del Pentateuco era «descanso del alma» para Israel (Salmo 18). Pero Cristo ha llevado esta ley a su plenitud total; nos sale del corazón orar así: «Señor, tú tienes palabras de vida eterna…la voluntad del Señor es pura y eternamente estable».

«Predicamos a Cristo crucificado» (2ª lectura); la aparente necedad de Dios supone una infinita sabiduría; la aparente debilidad de Dios contiene una fuerza infinita; la salvación nos viene por la muerte en Cruz de Jesús, «fuerza de Dios y sabiduría de Dios», menospreciado por judíos, griegos y tantos contemporáneos nuestros.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.