DOMINGO IVº DE CUARESMA 14 de Marzo-2021
«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único…»
Siguimos avanzando hacia la Pascua; en este Domingo la Palabra nos propone dos caminos: el que lleva a la muerte y el que lleva a la Vida. La ruina de Israel está provocada por sus infidelidades a la Alianza, porque sigue las costumbres de los gentiles, se burla «de los mensajeros de Dios (1ª lectura). Nabucodonosor destruye el Templo y lleva cautivo al pueblo a Babilonia. Pero Dios es misericordioso y se compadece de su pueblo; por medio de Ciro Dios manifiesta el camino de la Vida al resto fiel de Israel y permite que pueda subir a Jerusalem a edificar una Casa en Judá(un nuevo Templo).
Israel, desterrado en Babilonia, llora con nostalgia de Sión; ojalá nosotrso sintamos nostalgia de los bienes del Reino y suspiremos por la Vida que surge Resucitada en la próxima Pascua (Salmo 136).
La señal del Camino de la Vida es «el Hijo del Hombre elevado para que todo el que cree en Él tenga Vida eterna». El nuevo estandarte es la Cruz; manifestación máxima del amor de Dios es el Crucificado, que no condena al mundo; «el que cree en Él no será condenado; el que no cree, ya está condenado» (Evangelio). Cada uno firmamos nuestra propia sentencia de Vida o de muerte; cada uno fijamos nuestra suerte definitiva.
Nuestra situación de esclavitud espiritual no deja indiferente al Dios de Jesús; «por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por el pecado, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados» (2ª lectura). No es mérito de nuestras obras, sino que somos obra del Señor, «Dios nos ha creado en Cristo Jesús»; la nueva Vida crece si somos dóciles al Espíritu que nos resucita, cada día, en el Señor. Así nos incorporamos a su Pascua.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.