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VIERNES SANTO:

«¡Padre, perdónales porque no saben lo que hacen!».


Es Viernes Santo. Las oraciones litúrgicas y los sonetos más conocidos al Crucificado, contemplan el suplicio de Cristo en la Cruz por amor, con frecuencia no correspondido. Da su vida para liberarnos de lo que nos impide ser personas (imágenes de Dios), da su vida para que lleguemos con Él a la gloria de la Resurrección.

Santa Teresa escribe en el libro de las Moradas: «poned los ojos en el Crucificado y todo se os hará poco. Si el Señor nos mostró el amor con tan espantosas obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con sólo palabras?. Adonde hay amor es imposible estarse sin trabajar».

Su enseñanza culmina en la Cruz: «nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos» (y por sus enemigos -añade S. Pablo-); «el mayor entre vosotros que sea vuestro servidor»…»amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen y calumnian»…»¡Padre, perdónales porque no saben lo que hacen».

En la Cruz agoniza nuestro Camino-Verdad y Vida-. Si contemplamos con estos ojos de Fe al Crucificado, vislumbramos la Pascua. Su Amor no muere.

Oramos: «No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Muéveme, Señor, muéveme el verte,
clavado en una Cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues lo mismo que te amo, yo te amara
y lo mismo que te quiero, te quisiera.
( Anónimo).

Amor mueve amor; amor con amor se paga. Contemplemos en silencio su agonía y escuchemos sus palabras en la Cruz.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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