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DOMINGO XIII del T. O. 27 de Junio de 2021

«La niña no está muerta, está dormida».


Jesús hace milagros en las personas que tienen fe y confían en Él; la fe acoge el poder salvador de Jesús. La fe no es un elemento mágico sino la expresión de confianza total en Jesús; a partir de esta confianza plena en Jesús, la fe se irá desarrollando en el encuentro salvador con Jesús que transforma nuestra vida, nuestra situaión (milagros de fidelidad, de entrega, de amor gratuito, de nacer a Nueva Vida).

La mujer que padecía flujos de sangre sintió el impulso creyente de tocar a Jesús porque confiaba en el Maestro; Jesús sana la enfermedad física y regala a la mujer vida nueva: «hija, tu Fe te ha salvado; vete en paz y con salud» (Evangelio).

Jairo, el jefe de la sinagoga judía, también confiaba en Jesús, que oyó la trite noticia: «tu hija se ha muerto»; Jesús le consoló: «No temas, basta que tengas fe»…» la cogió de la mano y le dijo: contigo hablo niña, levántate; la niña se puso en pié y echó a andar -tenía 12 años-. (Evangelio).

La muerte no entraba en los designios de Dios. Él quiere la vida (1ª lectura). Un agente externo al hombre creado inmortal, le sedujo y le hizo mortal -muerte biológica- y le puede hacer mortal del todo si se deja esclavizar por la envidia del diablo -segunda muerte, la definitiva, porque se puede nacer a la Vida en Dios o a la muerte sin Dios-.

La Resurrección de Cristo ha sacado nuestra vida de la esclavitud del maligno «y nos ha hecho revivir cuando bajábamos a la fosa»…ensalcemos al Señor «porque no ha librado» (salmo 29).

Se ve esta Vida Nueva en la unión de las iglesias de Jesús: en el siglo I las Iglesias fundadas por Pablo se ayudan entre sí; la Comunidad de Corinto ayuda a la de Jerusalem, imitando la generosidad de Cristo, que siendo rico, se hizo pobre por nosotros: «no se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces; se trata de nivelar» (2ª lectura). Hoy, también el Espíritu nos mueve a la solidaridad fraterna entre las Iglesias de Occidente y Oriente, del norte y del sur, expresada en campañas contra el Hambre, Domund, catástrofes…

La Caridad nos saca del abismo de la avaricia y del dolor de la injusticia para beber en la fuente del Amor de Dios que mana en nuestros corazones. En resumidas cuentas: ¿creemos que Jesús puede curarnos y puede despertarnos de la muerte por la fe plena y la solidaridad fraterna?.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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