DOMINGO IVº DE PASCUA 25 de Abril de 2021
«Yo doy mi vida por las ovejas»
Los colectivos sociales se quejan de la corrupción de bastantes dirigentes: políticos, sindicatos, asociaciones…nuestras comunidades parroquiales padecen o disfrutan de sus sacerdotes-pastores; hoy es la Jornada de Oración por las Vocaciones: a la Vida Consagrada, al Ministerio, al compromiso Laical. El Papa Francisco, en su mensaje de este año, propone a S. José como modelo vocacional: obediente a la voluntad de Dios (se le manifiesta en sueños), servicial y justo en su vida consagrada a proteger a María y a Jesús, siempre humilde.
Lo que afirma Jesús, lo vive: «yo soy el buen pastor, doy la vida por las ovejas» (Evangelio); curaba enfermos, devolvía la vista a los ciegos, deba su Vida; el asalariado se aprovecha de las ovejas. Si Jesús da la vida por las ovejas es porque las ovejas tenemos un valor enfinito, somos amados por el Padre-Dios, somos sus hijos por. el pastoreo de Jesús.
«Yo, buen pastor, conozco a mis ovejas»; conoce nuestro nombre, nuestra historia personal, nuestra situación…si escucho su voz que me llama, me hace nacer de nuevo, me recrea.
«Mis ovejas me conocen»: si le seguimos, le conocemos más cada día; este conocimiento es comunión con el Padre, en el Hijo, por el Espíritu Santo.
«Tengo otras ovejas»: no están dentro del aprisco eclesial, pero son de Cristo en diferentes culturas y religiones.
«Las tengo que atraer»: viven en el atrio de los gentiles; a ellas les llega lavoz del Buen Pastor por el compromiso misionero de los que le siguen; ¿colaboro en la misión?.
Hoy seguimos escuchando el testimonio de Pedro (1ª lectura); el mérito de la curación del paralítico es de Jesús Resucitado, no suyo. Y Juan resalta la dignidad a la que el Señor nos llama: «mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos» (2ª lectura). Cuando se descorra el velo de nuestro cuerpo veremos a Dios cara a cara, quedaremos deslumbrados al ver lo que somos, «semejantes a Él».
Demos gracias al Buen Pastor porque nos busca cuando nos perdemos, nos carga sobre sus hombros, nos da la Vida, porque aunque es la piedra rechazada, «ahora es la piedra angular» de nuestra Comunidad, segura en su aprisco (Salmo 117).
Jaime Aceña Cuadrado cmf.