DOMINGO XIV del T. Ordinario: 4 de Julio de 2021
«No desprecian a un profeta más que en su tierra…»
A los nazarenos les pasaba como nos pasa hoy a nosotros en relación con Jesús; tenemos una imagen de Dios poderoso -como el Dios del Sinaí- y nos cuesta reconocer el poder misericordioso de Dios en su cercanía en Jesús «el carpintero», cuyos parientes eran muy conocidos por los nazarenos (Evangelio). A sus paisanos y a nosotros -«cristianos de toda la vida»- nos cuesta admitir a Jesús-Mesías-Salvador en su humanidad; esta falta de fe impide que Jesús realice las obras del Reino que puedan cambiar nuestro corazón, nuestros valores, nuestra convivencia. Nos descoloca que Jesús sea uno de los nuestros; «no pudo hacer allí ningún milagro…y se extrañó de su falta de fe».
La fe nos hace testigos, profetas; los creyentes ante Dios sólo tenemos disponibilidad; en tiempos de Isaías el ambiente es de rebeldía del pueblo, hoy el ambiente es de increencia, se vive de espaldas a Dios y lejos de sus planes; hoy estamos urgidos a ser profetas y a proclamar como Isaías: «Así dice el Señor»; pero el profeta que ha dicho «sí» a Dios y a su Palabra como fuerza transformadora de la historia, está solo y sufre contínua lucha con todo; también la Comunidad creyente sufre aislamiento social; como creyentes en Comunidad, en medio del mundo, encontramos nuestra fuerza en Dios : «Yo estoy contigo». (1ª lectura).
Israel experimentó, con frecuencia, la humillación ante sus enemigos; nuestra experiencia cristiana conoce también la pequeñez de nuestras fuerzas; semejantes a los esclavos, «cuyos ojos están en la mano de sus señores», en nuestra debilidad acudamos a la fuerza del Señor: «Misericordia, Señor, misericordia…a Tí levanto mis ojos» (Salmo 122).
La humillación en nuestra vida cristiana mantiene a raya el orgullo; nos basta con su Espíritu, con su Gracia: en nuestra flaqueza se muestra el poder de Dios y que el éxito se debe sólo a Él; concluye S.Pablo: «porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2ª lectura).
Jaime Aceña Cuadrado cmf.