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DOMINGO XVII del Tiempo Ordinario 25 de Julio de 2021

«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?»


Dios alimenta a su pueblo con el maná en la travesía del desierto; Dios sigue cuidando al pueblo por medio de los profetas; Eliseo hereda el Espíritu del profeta Elías; por medio de él un piadoso israelita ofrece las primicias de su cosecha al Señor; el profeta ruega al criado: «dáselos a la gente para que coman…porque esto dice el Señor: comerán y sobrará». (1ª lectura).

El Antiguo Testamento es figura del Nuevo; Jesucristo realizará obras semejantes a las de los profetas antiguos; es el Verbo encarnado y nos revela al Padre. El signo de la multiplicación de los panes y los peces (Evangelio), revela a Jesús como el Mesías, que alimenta con el nuevo maná al nuevo pueblo de Dios en la celebración de la nueva Pascua.
En segundo lugar, revela la abundancia de la nueva Alianza: no hay medida, cada uno come hasta saciarse y sobra, capaz de alimentar a las generaciones presentes y futuras. En los dos domingos siguientes Jesucristo se ofrece como «pan de Vida», que no0s alimenta en cada Eucaristía, si la celebramos como Sacramento de nuestra Fe.

Alabamos al Señor con el salmo 114 porque cuida con esmero de sus criaturas, nos alimenta con el pan de cada día: «Alzas tú las manos y sacias de favores a todo viviente».

El alimento del Mesías nos hace un cuerpo con el Resucitado: esta es nuestra vocación. Somos comunidad si cultivamos las virtudes que la sustentan: humildad, mansedumbre, paciencia; todos formamos un solo cuerpo, vivo por «el mismo Espíritu»; todos compartimos la misma Esperanza: «Un Señor, una fe, un Bautismo». (2ª lectura).

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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