DOMINGO XXVI del T. Ordinario 26 de Septiembre de 2021
«El que no está contra nosotros, está a favor nuestro»
Hoy nuestro planeta es aldea global; tenemos noticia de la variedad de culturas y religiones que nos rodean en la propia nación y en otros continenetes. Muchos sociólogos lo ven como una riqueza; otros mchos lo ven como una amenaza a la propia identidad de cada pueblo; el exclusivismo y el racismo están latentes entre nosotros; hay corrientes políticas y de opinión que los favorecen; ¿qué nos aporta la Palabra de Dios?.
Hay un mensaje claro: los muros y enfrentamientos provienen del mal espíritu, no del Espíritu bueno -en expresión de S. Ignacio de Loyola-. Moisés quiere ver derramado el Espíritu que ha recibido sobre todo el pueblo; es presagio de la profecía de Joel y cuya plena manifestación acontecerá el día de Pentecostés. Afirma Moisés: «¡ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor» (1ª lectura).
El rechazo «a los que no son de los nuestros» anidaba en el grupo de los discípulos; también en los de hoy…aunque realicen las obras de Jesús. El Maestro nos corrige y nos indica que hay otras maneras de ser de los suyos: «uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí» (Evangelio). Nos muestras actitudes que derriban muros del miedo: «un vaso de agua» ofrecido al sediento, no escandalizar a los pequeños, esforzarse en crecer en la nueva Vida que Jesús ofrece, que nos libra de circunstancias y adiciones que esclavizan:si valoramos la Vida eterena desprendámonos de circunstancias y ocasiones que nos llevan al pecado.
El salmo 18 abona este compromiso: «los mandatos del Señor alegran el corazón…la Ley del Señor es descanso del alma…». Nosotros tenemos una nueva Ley, la ley del Espíritu Santo sembrada en nosostros ´por el Bautismo, que nos libera de la arogancia y del pecado.
Los bienes de la naturaleza son regalo de Dios para todos. Si los bienes de los ricos están amasados por injusticias y opresiones «están herrumbrados…el jornal defraudado a los obreros…está clamando contra vosotros». Santiago condena el abuso de poder y de la riqueza. El juicio de Dios será inexorable contra estos abusos, cuyas consecuencias hoy padecen tantos empobrecidos.
Estas palabras de S. Juan Pablo II son antídoto contra el exclusivismo religioso y político: «El Espíritu se manifiesta de modo particular en la Iglesia y en sus miembros; sin embargo su presencia y acción son universales, sin límite alguno ni de espacio ni de tiempo. El Espíritu se halla en el origen de los nobles ideales y de las iniciativas de bien de la humanidad en camino». Hoy, a veces, los que cultivan los derechos humanos, se mofan de lo cristiano; entonces sigamos al Maestro a pesar del viento de cara. Nuevos tiempos.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.