DOMINGO II DE NAVIDAD 2 de Enero de 2022
«La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»
S. Juan ilumina el Misterio que anida en este Niño que nos ha nacido de María Virgen, por obra del Espíritu Santo. En su carne, en su naturaleza humana, descubrimos el Amor de Dios, porque nadie ha llegado a conocer a Dios; sólo le experimentamos Padre por la Palabra que encarna este Niño desde su Nacimiento hasta su Resurrección; Jesús nos pone en crisis a todos: es Luz que viene para salvar a todos y nos hace hijos del Padre si creemos en ´su Palabra; otros permanecen en las tinieblas porque no creen en Ël; los que creemos vemos en su «carne» la gloria del Padre; quien ve a Jesús con fe está viendo al Padre(Evangelio).Con la fe recibimos el perdón de los pecados, la Paz que engendra vida en el Espíritu por el Bautismo. ¿Vivo en la Luz o en las tinieblas?.
Al compartir y celebrar los Misterios de la fe surge la Comunidad nueva por su adhesión a Jesús y el amor a los hermanos; recibe el Espíritu de Sabiduría «para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama y la riqueza de gloria que da en herencia a los santos» (2ª lectura). La sabiduría que habita en medio del pueblo elegido (1ª lectura), culmina y florece en la herencia de los santos bautizados que viven según el Espíritu.
Por la fe en este Niño, vemos el mundo entero renovado por su Nacimiento y por su Palabra que «corre veloz» y su mensaje llega a toda la tierra, «ha puesto paz» en las fronteras y «ha bendecido a tus hijos dentro de tí» (Salmo 147). Alabemos a Dios porque «la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros».
Jaime Aceña Cuadrado cmf.