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VIGILIA Y PASCUA 2022 16-17 de Abril.
«No está aquí. ¡Ha resucitado!».


Nuestros co0ntemporáneos padecen cierta oscuridad vital; la oscuridad anida en el corazón de muchos. Como alternartiva nos preguntamos: ¿hay valores permanentes?, ¿por dónde se va al país de la justicia y de la paz?. Vivir sólo de sensaciones nos lleva a la depresión, a la tristeza; hablamos muchos de la cultura líquida que nos envuelve, pero hay que denunciar el dolor humano que genera: desconfianza, violencias, sugen muchos ladrones, abundan esclavos deel dinero…es urgente hallar la Luz que oriente nuestros pasos hacia la sociedad de personas libres, solidarias, capaces de empeñar la vida en el bien común.

La liturgia de la Luz con la que iniciamos la Vigilia Pascual nos compromete a ofrecer la Luz que nace en el Resucitado. El Viviente nos envía a ser Luz puesta sobre el candelero para que alumbre a los que viven con nosotros e ilumine la noche que nos envuelve.

Con el Pregón de la Pascua entramos ya en la Noche santa de la Resurrección; después nuestra Pascua cristiana tiene formato de la pascua judía La Liturgia de la Palabra es respuesta a la pregunta que el más pequeño de la familia hacía a los mayores y que siguen haciendo los niños en Catequesis: «¿por qué celebramos la Pascua?».
Nuestra historia humana recoge el Amor de Dios por su pueblo. Desde el corazó9n del Creador el mundo es «bueno»: la luz domina las tinieblas y la pareja humana es fecunda y creadora. Todo lo ha hecho Dios para el hombre y la mujer (1ª lectura). La respuesta humana correcta está en la fe de Abraham que confía tanto en la Promesa de Dios que está dispuesto a sacrificar a su hiji Isaac, por obediencia; Dios-Yahveh se lo devuelve y se inicia su descendencia numerosa; es la lógica de la fe (2ª lectura). La esclavitud amenaza siempre al Pueblo de Dios; el Éxodo hacia la tierra Prometida es largo y difícil; pero Dios no abandona la obra de sus manos; la Liberación de Egipto es el comienzo de la Historia que conduce a la Liberación definitiva (3ª lectura). Hay una fuerza que transforma desde dentro; Dios infunde su Espíritu -afirma Ezequiel- si nos convertimos de corazón a su proyecto (7ª lectura).

Y proclamamos la Palabra del Nuevo Testamento con el relato de la Resurrección entre el sonido de las campalas; su fruto en nuestra vida: «muertos al pecado y vivos para Dios en Crristo Jesús» (S. Pablo): ahora, hoy, es la ocasión para renovar nuestro Bautismo; con el agua bendecida, en contacto con el Cirio Pascual sumergido, damos muerte al hombre viejo y renacemos como niños a la vida nueva en el Espíritu. El agua y la sangre de la Pascua brotan del costado de Cristo que nos dice: «el que tenga sed, que venga a mí y beba»…»esta es mi sangre derramada para el perdón de los pecados».

A los que acogemos la Palabra encarnada «llegamos a ser hijos de Dios ( (Evangelio del día)…Cristo Resucitado es la Palabra Creadora, la Vida nueva, fundamento de la nueva fraternidad si permanecemos en el Espíritu que resucitó a Jesús y nos resucita a nosotros.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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