DOMINGO «CORPUS CHRISTI»
«Dadles vosotros de comer»
Espiguemos en el Nuevo Testamento el Misterio de la Eucaristía, como Sacramento de la Fe, como alimento de Vida Resucitada.
En primer lugar la tradición apostólica que recibió S. Pablo y que nos transmite fielmente en la carta a los Corintios : en su última Cena Jesús hizo del pan su carne inmolada y del vino su sangre derramada; es su Sacrificio en la Cruz, sacrificio de la Nueva Alianza. Nos manda «haced esto en memoria mía». En cada Eucaristía actualizamos los frutos del Sacrificio de Jesús en la Cruz si nos convoca la Fe e invocamos al Espíritu Santo sobre la ofrenda del pan y del vino; Jesús nos ofrece su Cuerpo inmolado en el Pan consagrado y su sangre derramada en el vino del Cáliz para alimentar y fortalecer nuestra fraternidad, nuestra justa convivencia: este es el valor de la muerte de Jesús «hasta que vuelva».
En segundo lugar el texto de S. Lucas urge al compromiso que conlleva celebrar la Muerte y Resurrección de Jesús en medio de una sociedad injusta -la nuestra y la suya-: «dadles vosotros de comer». Los Apóstoles le entregan lo poco que tienen y Jesús anticipa los gestos y las Palabras de su última Cena»Tomando los cinco panes y los dos peces (la ofrenda de aquel día), alzó la mirada al cielo (acción de gracias al Padre), pronunció la bendición sobre ellos (invocación al Espíritu Santo), los partió (compartir, servir lo que somos y tenemos) y se los dió a los discípulos para que sirvieran a la gente (en Cáritas , en nuestros compromisos sociales como discípulos estamos urgidos a dar los pasos de Jesús para que nuestra lucha contra eol hambre y la injusticia de susu frutos).
En tercer lugar incorporemos el relato de Juan, que no recoge las palabras y los gestos de la tradición sinóptica-paulina, pero nos ofrece la hondura de la Eucaristía: Jesús se ciñe una toalla a la cintura y lava los pies a los discípulos que le acompañan esa noche…»me llamáis Maestro…haced vosotros lo mismo». Comer el Pan de Vida y beber del Caliz sin servir previamente al prójimo, sencillamente es comer nuestra Condenación. «El mayor entre vosotros, que sea vuestro servidor»
Conclusión: Se queda con nosotros todos los días «hasta el fin del mundo»; hoy paseamos por las calles al Señor; los mayores hemos cantado muchas veces el «Pange lingua», que recoge nuestra Fe agradecida: «Que la lengua humana cante este Misterio: la preciosa Sangre y el precioso Cuerpo; quien nació de la Virgen Rey del Universo, por salvar al mundo dió su sangre en precio; adorad postrados este Sacramnto; cesa el viejo rito, se establece el Nuevo…»
En el Sagrario nos espera siempre y nos encontramos siempre»
Jaime Aceña Cuadrado cmf.