DOMINGO VIº de Pascua 14 de Mayo de 2023
«Si me amáis guardaréis mis mandamientos…» (y el Defensor).
Estamos en los últimos domingos de la cincuentena pascual; la Liturgia ha iniciado un proceso abierto desde la Vigilia Pascual para resucitar con Cristo; la vida resucitada se inicia con el encuentro dinámico con el Señor: nos da más luz, más amor, más servicio, más fortaleza, más verdad…
La Iglesia perseguida se hizo misionera; el Espíritu del Resucitado da fortaleza al Diácono Esteban en su martirio; es el mismo Espíritu que impulsa a la comunidad a salir de Jerusalem, a llegar a Samaría; otro Diácono, Felipe, dió testimonio del Señor Resucitado allí; ni los demonios le podían callar porque su testimonio iba acompañado de signos de Vida; la ciudad «se llenó de alegría». Pedro y Juan confirmaron la obra de Felipe con la imposición de manos; así recibieron los samaritanos la plenitud del Espíritu Santo, porque Felipe les había bautizado con agua en el nombre del Señor Jesús…¡cómo nos recuerda el Sacramento de la Confirmación» (1ª lectura).
Nuestra alegría pascual alcanza los confines de la tierra: «aclamad al Señor, tierra entera…bendito sea Dios que no nos retiró su favor» (Salmo 65).
No todo es alegría…Pedro recomienda a las Comunidades que sepan dar razón de su Esperanza a quien se lo pida; que su testimonio sea su ejemplo de vida, su conducta al estilo de Jesús; vencerán las persecuciones obrando bien incluso con los perseguidores ( 2ª lectura).
En el discurso de despedida, Jesús reitera a sus discípulos que no les dejará huérfanos porque el Padre enviará «un Defensor que esté siempre con vosotros» (Evangelio). La presencia física de Jesús va a desaparecer, pero este Espíritu Defensor prolonga su presencia salvadora en la Comunidad de todos los tiempos: nos lleva a experimentar la presencia del Resucitado en su Palabra, en la Eucaristía, en el perdón de los pecados, en el prójimo, en especial en los empobrecidos en los que nos espera con más pasión.
Ponemos en boca de Jesús: yo me voy, pero os llevo a todos conmigo porque os amo y me amáis, permanecéis en mí y Yo en vosotros; si me amáis no perderéis la alegría y el Espíritu-Defensor os mantendrá unidos, os hará testigos y constructores de la Paz que el mundo no puede dar.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.