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FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR 12 de Enero de 2020

«Este es mi Hijo, el amado. mi predilecto»


Juan el Bautista se toma en serio el Proyecto Redentor de Dios; nos recuerda a la Virgen doncella de Nazareth. Ojalá nos preguntemos ¿qué hemos de hacer?, ¿por qué no volvemos todos al Jordán e iniciamos caminos nuevos?. En aquel tiempo, Jesús lo hizo y nos propone seguirle para bautizarnos, para nacer de nuevo (Evangelio). Jesús mira la figura ascética de Juan como «sacramento» de la compasión de Dios y como llamada a una vida responsable, libre de falsas culpabilidades. Jesús se siente envuelto en la compasión activa de Dios en el agua del río: «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto».

Cuando Jesús se hace bautizar por Juan, comienza su itinerancia pública como Siervo de Yahvéh (1ª lectura). El Siervo se presenta humilde, sencillo, manso…pero tenaz en su compromiso por liberar a los oprimidos «porque Dios está con Él». Jesús encarna al Siervo de Yáhveh, ungido para sanar a los oprimidos y dando a conocer a Dios como Padre, «a Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo Unigénito nos le ha dado a conocer» (Jn. 1,18). Vive actualizando cada día su experiencia ante el Jordán: «el Padre y yo somos uno»-enseñaba- «quien me ha visto a mí ha visto al Padre».

Oramos con el salmo 28 porque con las aguas del Bautismo «Dios bendice a su pueblo con la paz, porque nos hace sus hijos en Jesús, «el Hijo predilecto».

El Bautismo nos compromete a vivir en Jesús. Hoy podemos meditar en el proceso de la Fe y caer en cuenta de los puntos débiles de nuestra vida cristiana para sentir la urgencia de sanarlos: Hagamos SILENCIO para acoger el Mensaje, meditarlo y orarlo; la ORACIÓN nos lleva a tratar con quien sabemos nos ama (S. Teresa de Jesús) y dilata nuestra confianza en Él; la Fe nos lleva a la CARIDAD y esta al SERVICIO Y al TESTIMONIO. Vivir en Jesús es vivir por la fuerza del Espíritu Santo, para «pasar haciendo el bien», las obras de la Fe (2ª lectura).

Renovemos hoy nuestro Bautismo para volver a nacer a la vida de hijos-hermanos , cultivando las actitudes espirituales enumeradas antes: silencio, oración, caridad, servicio-testimonio y vida nueva en el Espíritu. Así convertimos el Año Nuevo en año de Gracia.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.

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