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«El Poderoso ha hecho obras grandes por mí»

ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS 15 de Agosto 2020.


María de Nazaret está asociada a los misterios de su Hijo Jesús, desde la Encarnación hasta la Ascensión a los cielos.

Por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la Resurrección (Rom.5,12 ss). La Trinidad dispuso que el Hijo se hiciera hombre para que el que venció en un árbol fuera en un árbol -la cruz- vencido. Así como en Adán todos hemos muerto, así todos hemos sido vivificados en Cristo Jesús fué como la primicia de esa gran Esperanza; después vendrán (vendremos) cuantos creyeran en Él; María asociada íntimamente a la redención por la cruz, estará también íntimamente unida a la victoria. Por eso la Virgen no fué sometida ni vencida por la muerte, sino que triunfó sobre ella, porque sigue como Madre-discípula a su Hijo hasta la plenitud del Reino.

El «Magníficat» condensa la situación del alma de María; la humilde, la sencilla es atraida por Dios. La Asunción de María comienza en la tierra por su apertura a los hermanos: «a los humildes colmó de bienes», «haced lo que Él os diga»…); María se entrega como esclava a los designios de Dios, recibe la plenitud del Espíritu («llena de Gracia»), y alaba a Dios «porque ha mirado la humildad de su sierva».

Por María el pueblo de Israel asciende a Dios, como hoy la Iglesia surgida de Pentecostés. El fundamento de la Asunción es la humildad de María y la misericordia de Dios manifestada en Jesús, su Hijo: «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes».
Jesús Ascendió, María es asunta a los cielos; nosotros somos atraídos por la misma fuerza del Espíritu que nos hace humildes y agradecidos para acoger el designio de la Trinidad.

«Subiste con el aire que serena el turbio corazón; todo el paisaje se hizo música y son y agua que suena» (Jesús Bermejo).

Jaime Aceña Cuadrado

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