«Hijo, ve hoy a trabajar a la viña»
DOMINGO XXVI del T. Ordinario.- 27 de Septiembre de 2020.
S. Mateo presenta el conflicto de Jesús con los «jefes» religiosos de Jerusalem a partir del cap. 21. La tensión va en aumento; Jesús habla con todos, también con sus enemigos.
Hoy les propone una parábola; es válida para nosostros. Las parábolas son tomadas de una experiencia diaria; nos provocan; ponen en juego la verdad de lo que somos por lo que hacemos. También la parábola de hoy.
Un padre propone a sus dos hijos ir a trabajar a la viña; los dos mienten con su respuesta: voy y no va -dice el primero-; no voy y va -dice el segundo-. Seguro que nos pasa como a tantos otros: tardamos en cambiar a mejor, tardamos en covertirnos, nos parecemos a Nicodemo, a la Samaritana, a Zaqueo; como ellos necesitamos tiempo y la paciencia de Dios que hace posible nuestro proceso…¡cuántos tropiezos hasta encontrar el camino!. Nuestra verdad de lo que somos y vivimos está en las obras, no en las palabras.
Dios no quiere la muerte, sino la vida; si el pecador que miente con olas obras de su vida «recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá» (1ª lectura), Dios no lleva cuentas de los pecados, celebra nuestra Conversión: «recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna» (Salmo 24).
S. Pablo nos recuerda que vivimos la Verdad en el Espíritu si nos mantenemos «unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo santir» (2ª lectura). Aprendamos el Amor verdadero de la Encarnación del Hijo de Dios, de nuestro Jesús: «se despojó de su rango, pasando por uno de tantos…se rebajó…hasta la muerte en Cruz. Por esos Dios lo levantó…Jesucristo es Señor para gloria del Padre». Es la identidad cristiana: rebajarse para ascender a la gloria de Dios.
Oremos: concédenos, Señor, pronta diligencia para ser coherentes con nuestra fe, disposición de corazón para dar la vida…edúcanos en las obras del Amor; ayúdanos a no mentir con buenas palabras. Amén
Jaime Aceña Cuadrado cmf.