DOMINGO DE RAMOS 28 de Marzo de 2021.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor».
El Domingo de Ramos muestra la humildad de Jesús, que hace su entrada en Jerusalén montado en un asnillo, y provoca la alegría de los que le acogemos como Mesías Salvador que necesitamos: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»; Jesús no se identifica con los ídolos mediáticos de nuestro tiempo; no ha preparado un espectáculo costoso. Su entrada en la ciudad es acorde con su vida: nace pobre, vive más pobre y comienza su «hora» de prestado. (Evangelio-procesión).
Iniciamos la segunda Semana Santa de la Pandemia: sin procesiones, con asistencia de fieles limitada al 40% del aforo…las circunstancias pueden favorecer nuestro recogimiento para acompañar al Señor con más silencio y sinceridad. Después de la bendición de los ramos, le aclamamos como Salvador…la Palabra, con la Asamblea sosegada, anuncia el horizonte dramático de la Pasión del Siervo de Yahvéh: «no oculté el rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido» (!ª lectura).
En el relato de la Pasión, según San Marcos, late la pregunta: ¿por qué la salvación de los hombres tuvo que realizarse por este camino de dolor?. La única respuesta válida es: porque es la voluntad de Dios.
Hay detalles que impresionan y alientan nuestra fe: Jesús fué crucificado «con dos bandidos» porque «lo consideraron como un malhechor». Pero el Centurión, «que estaba enfrente», al ser testigo de la oración y agonía de Jesús y «al ver cómo había expirado, dijo: Realmente este hombre era Hijo de Dios». Marcos pretende presentar a Jesús como verdadero Hijo de Dios. ¿La Fe de Marcos es nuestra Fe?, ¿es mi Fe?.
Hoy me puedo involucrar en el drama de la Pasión de Jesús: ¿me identifico con la cobardía de Pedro porque afirmo con mis obras que no conozco a Jesús?, ¿me arrepiento, como Pedro, porque le amo?, ¿o mis traiciones se parecen más a la de Judas porque he perdido la confianza en este Jesús condenado a muerte?. ¿Siento el impulso de ayudar a llevar la Cruz como Simón de Cirene?…¿mi compasión es sincera porque llevo la imagen de Jesús en mí y le reconozco en los que llevan Cruz?. No es Semana para escabullirme e ignorar mi relación con el Maestro.
El salmo 21 es la plegaria de un pobre abandonado, es la Voz de Jesús crucificado: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
Jesús ora así al Padre, agonizando en la Cruz, en medio de insultos, amenazas…Avivemos la fe ante el Crucificado, con la enseñanza de S. Pablo: -Cristo, «a pesar de su condición divina», en su vida humana
no pretendió que se le venerara como Dios, sino que se vació de sí mismo «pasando por uno de tantos», «se rebajó hasta someterse a la muerte, y una muerte de Cruz»…»por eso Dios lo levantó sobre todo»; proclamamos con todos los discípulos que «Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre». (2ª lectura).
Jaime Aceña Cuadrado cmf.