DOMINGO 1º de Cuaresma 26 de Febrero de 2023
«Jesús fué llevado al desierto por el Espíritu»
Jesús, después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, se retira al desierto para preparar su ministerio mesiánico.
Jesús es tentado en su retiro de cuarenta días (Evangelio); sus tentaciones son las nuestras; la tentación nunca viene de frente; el diablo se presenta siempre como un señuelo del bien; el diablo pretende apartarle del Mesianismo obediente, humilde que Jesús ha escogido por otro mesianismo más eficaz…¿Cómo vence Jesús las tentaciones?:
La primera: después de cuarenta días de ayuno, sintió hambre; el diablo pretende que utilice su poder de Mesías para saciarse: «convierte estas piedras en pan». «NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE». Nuestra tentación es hacer de la seguridad material la fuente principal de nuestro «bienestar», de nuestra felicidad; conocemos bien los efectos esclavizantes de sucumbir a este señuelo: soledad, incomunicación, explotación de personas…vencemos si nos abrimos a la Palabra de Dios, a su amor fiel, si nos dejamos guiar por el Espíritu…ayunemos por amor a los empobrecidos en los que Jesús nos espera.
La segunda: El diablo le propone un Mesianismo espectacular, mediático, desde lo alto del templo le dice: «Tírate abajo porque está escrito: encargará a los ángeles que cuiden de tí…» Jesús le responde: «NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS». Jesús no retuvo ávidamente ser Dios, «se abajó, «pasó por uno de tantos», ha escogido el camino de la humilde pobreza. Nuestra tentación consiste en tener más que los otros, poner nuestro ideal en tener, tener…olvidando cultiva el ser personas a imagen del Creador. Tenemos otro punto de examnen para hacer Penitencia.
La Tercera: el diablo le muestra las riquezas y el esplendor del mundo: «Todo esto te lo daré si me postras y me adoras». «VETE SATANÁS…AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS Y A ÉL SÓLO DARÁS CULTO». Nuestra tentación es no tener tiempo para Dios y su voluntad porque andamos con la fiebre de poseer cultivando vanidades de la sociedad.
La narración del paraiso del Edén evidencia nuestra naturaleza pecadora, nuestra inclinación a endiosarnos (1ª lectura). Como Adán, creado a imagen de Dios, libre, como el salmista, nosotros hemos pecado también: Misericordia, Señor, hemos pecado…devuélveme la alegría de tu salvación» (Salmo 50).
S. Pablo alienta nuestra Esperanza: «así como por la desobediemcia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno sólo, todos serán constituídos justos» (2ª lectura). Sigamos a Cristo, obediente al Padre; con Él vencemos la tentación y compartimos la Luz de la Pascua, la de Cristo que es la nuestra.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.