Persisten los nubarrones de pesimismo al comienzo del año nuevo; los profetas de calamidades no cesan de decirnos que la justicia y la paz no son posibles; y dicen más: es inútil pedir ayuda a Dios porque está desaparecido, no sabemos dónde está, se ha ausentado de nuestra historia, no escucha, no se entera.
«Tú eres mi Hijo amado, mi preferido»
Persisten los nubarrones de pesimismo al comienzo del año nuevo; los profetas de calamidades no cesan de decirnos que la justicia y la paz no son posibles; y dicen más: es inútil pedir ayuda a Dios porque está desaparecido, no sabemos dónde está, se ha ausentado de nuestra historia, no escucha, no se entera.
Los que nos reunimos a celebrar el sacramento de nuestra Fe no aceptamos que nuestra convivencia esté manipulada por los poderosos del dinero y de los medios de comunicación social, que crean opinión. Estos son los que nos hacen creer que Dios ha desaparecido; el resultado es que «los otros no interesan» (Ricado Cantalapiedra). Cuando Dios no camina con el hombre, no es posible la fraternidad.
El Hijo de Dios se encarnó y nació de Santa María Virgen; hoy termina el tiempo litúrgico de Navidad con el Bautismo de Jesús; al salir de las aguas del Jordán, Jesús experimentó que el Espíritu de Dios bajaba sobre Él».(Evangelio). Y comienza a caminar con nosotros: sana, perdona, reconcilia, ora, sirve hasta dar la vida por Amor.
Actualicemos nuestro Bautismo para vivir en el corazón de Cristo y prolongar la acción de su Espíritu; nuestra vida de bautizados testifica que Dios no ha abandonado nuestra convivencia: «el Señor bendice a su pueblo con la Paz» (Salmo 28). Dóciles al Espíritu, realizamos las obras del Reino de Dios: abrir los ojos del ciego, sacar a los cautivos de la prisión (1ª lectura). Los nubarrones del pesimismo son las tinieblas por ausencia de la Luz de Dios. Si «Jesús pasó haciendo el bien porque Dios estaba con Él» (2ª lectura), nosotros manifestamos su presencia comprometidos por el bien de los hermanos. Camina con nosotros.
Jaime Aceña Cuadrado cmf.
